La UE va a financiar un proyecto de cuatro años para obtener combustibles de segunda generación. El proyecto llamado NEMO tiene como finalizad buscar nuevas formas, a través de enzimas y microorganismos, de convertir la biomasa lignocelulosica se encuentra en los subproductos agrícolas y forestales, como la paja y virutas de madera, en biocombustibles líquidos.
El proyecto tiene una duración de 4 años, y cuenta con la participación de universidades, institutos de investigación y empresas de 9 países europeos (Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Eslovenia, Suecia y Suiza). Cuenta con un presupuesto de 8,25 millones de euros de los que 5.9 millones proceden del Séptimo Programa Marco.
El futuro de los biocombustibles está en apostar por los de segunda generación. Los de primera generación se obtienen a partir de hidratos de carbono de la caña de azúcar, o el maíz, o bien de aceites vegetales. Los de segunda generación se obtienen de los subproductos de los cultivos, por lo que la obtención de dichos biocombustibles no compite con la producción de alimentos. Además, son más eficientes y tienen más beneficios medioambientales.
La UE no va a ser capaz de conseguir que en 2010 el 5,75% de la energía usada en el sector del transporte proceda de fuentes renovales (como los biocombustibles), sin embargo el progreso en los biocombustibles de segunda generación podría ayudar a cumplir el objetivo de que en 2020, este 5,75% incumplido fuera un 10% cumplido.
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