Científicos del Servicio de Investigación Agraria de EEUU (ARS) han descubierto que plantas de la familia de mostaza (Brassica), están teniendo un papel muy importante en una producción más sostenible de la patata, ya que tienen la capacidad de suprimir naturalmente las plagas de esta solanácea.
La rotación apropiada de la patata con colza y otros cultivos de la familia de las Brassica puede ayudar a suprimir enfermedades, aumentar los niveles de nutrientes en el suelo, incrementar la productividad del cultivo y reducir el uso de fertilizantes.
En algunas enfermedades, la rotación de cultivos ha conseguido una reducción de un 50% en la incidencia de ésta. Los cultivos de colza son particularmente prometedores porque producen compuestos de azufre que pueden controlar el hongo Rhizoctonia y la sarna polvorienta de la patata.
También se ha descubierto que la aplicación de 2,5 a 5 tn de harina de semillas de mostaza por hectárea, sin la utilización de herbicidas, redujo significativamente la presencia de malezas tempranas en los campos de patata. La harina de semillas de mostaza es el subproducto resultante tras la extracción del aceite vegetal.
La utilización de mostazas blancas y marrones como cultivos de cobertura en rotación con patatas puede reducir la erosión eólica y mejorar el control de los patógenos de las plantas. Además, pueden aportar 1,1 kg de nitrógeno por ha, con lo que se podría conseguir una reducción de los costes de producción entre 9 y 24 euros/ha, dependiendo del precio de los fertilizantes de nitrógeno.
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