Coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Rurales, el Área de la Mujer de COAG reivindica el protagonismo de las agricultoras y ganaderas en un nuevo modelo agrario y alimentario sostenible a escala mundial que asegure la supervivencia de las pequeñas y medianas explotaciones, la seguridad alimentaria y el abastecimiento de los mercados interiores.
El modelo agrícola y alimentario industrializado y las transnacionales amenazan la existencia de la agricultura social, de la elaboración artesanal y del comercio de alimentos a pequeña escala, donde las mujeres tienen un papel central. “Es en este contexto donde podemos afirmar que hoy más que nunca la soberanía alimentaria tiene nombre de mujer, ya que somos las más afectadas y las que debemos luchar contra las políticas neoliberales y sexistas que dominan la producción agrícola y comercial”, ha subrayado Belén Verdugo, responsable del Área de la mujer de COAG.
Frente a la industrialización del campo, la soberanía alimentaria se ha convertido hoy en una necesidad imperante. Se trata del derecho de los pueblos a definir sus políticas agrarias y alimentarias, a proteger y a regular la producción y el comercio agrícola interior con el objetivo de conseguir un desarrollo sostenible y garantizar la seguridad alimentaria. Una estrategia que significa romper con las políticas agrícolas neoliberales, impuestas por la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y con la mercantilización de la alimentación, que promueven un modelo de producción agrícola y alimentario totalmente insostenible y cuyas consecuencias son más que visibles en los últimos años: escalada de los precios de los alimentos, problemas de abastecimiento, abandono de explotaciones ante crisis de rentabilidad y concentración de la tierra en pocas manos, etc…
El Área de la Mujer de COAG considera que la mejor contribución que se puede hacer al desarrollo rural desde las distintas Administraciones es mantener el carácter productivo y el papel económico que la agricultura representa en las zonas rurales, incluso en aquellas más desfavorecidas, dentro de un marco multifuncional. En este sentido, no se puede concebir el desarrollo rural sin la mejora y potenciación de los derechos profesionales de la mujer en la actividad agraria y en la toma de decisiones que afectan al sector. “Apostamos por un modelo de explotación agraria sostenible y multifuncional, encabezada por agricultoras y ganaderas, para asegurar una alimentación de calidad a precios razonables, la rentabilidad de las explotaciones y unas condiciones de vida dignas para las mujeres que trabajan y viven en las zonas rurales”, ha señalado Verdugo.
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