Cáceres a 6 de mayo de 2008. El sector del cerdo ibérico ha estado luchando durante años para que los numerosos fraudes que se producían quedaran acotados y fueren perseguidos por las autoridades competentes.
Ha sido un clamor como piezas de animales procedentes del este de Europa que con una cierta semejanza, sobre todo los procedentes de Hungría, eran vendidas como de si ibéricas se trataran.
La aprobación de la norma fue en principio, la satisfacción del sector al ver que los elementos fundamentales que se perseguían se habían conseguido. Pero una vez mas se ha demostrado que una cuestión son los objetivos y otra su consecución.
Lo peor de todo ello es que un sector tradicional y vital para la economía extremeña se ha puesto al borde del abismo y nuestras autoridades, esta vez las estatales, arriman ascuas hacia donde no deben.
La norma de calidad en vigor, solo ha conseguido un pequeñísimo de los objetivos que en ella se trataban de alcanzar y es que para que las piezas fueran consideradas como ibéricas habían de proceder obligatoriamente de animales cuyas madres fueran ibéricas puras. Este es el único objetivo conseguido y desgraciadamente y como es habitual a costa del bolsillo de los ganaderos que son los que producen lechones.
En todo lo demás la norma sirve de base para un autentico fraude, y lo que es peor, se está empezando a acostumbrar al consumidor a un producto de baja calidad que nada tiene que ver con el ibérico.
Esta norma ha conseguido por ejemplo, que los grandes operadores del sector y nos estamos refiriendo a empresas catalanas y murcianas, están en condiciones de sacar al mercado jamones y paletas ibéricas de bellota sin tan siquiera haberlas probado, dado que la norma considera tales piezas con el único requisito de obtener un certificado de una entidad que lógicamente te lo dará pues de lo contrario no cobra.
También esta norma está consiguiendo sacar al mercado piezas procedentes de animales hacinados en pequeñas superficies cuyas características organolépticas en nada tienen que ver con el buen saber del tradicional ibérico. Son animales sometidos a procesos de engorde intensivos que son sacrificados con escasamente siete u ocho meses y que están arruinando al sector tradicional. La paradoja ha llegado a tal extremo que los animales nacen ya con TRES MESES de edad.
Hay un elemento fundamental que esta norma esta atacando, y es que en modo alguno protege el ecosistema natural de crianza y elaboración del ibérico cual es la dehesa. No se protege la misma y no se distingue los animales criados en ella de los de fuera, pese a las grandes diferencias que existen.
En este punto destacar las incongruencias del Ministerio. A los políticos de Madrid se les llena la boca el hablar de la dehesa pero no hacen nada por ella. Todos los años nos prometen PACTOS POR LA DEHESA, PROGRAMAS AGROAMBIENTALES, LUCHAS CONTRA LA SECA, AYUDAS PARA EL DESCUAJE, ETC. Y a la hora de la verdad nada de nada.
La Nueva Norma de Calidad debería de tener como mínimo las siguientes consideraciones:
1. La consideración de IBERICOS únicamente a los animales procedentes de madres ibéricas puras. Avisar al Misterio que algunos de sus queridos industriales están etiquetando como ibérico piezas procedentes de animales que no lo son según la norma.
2. La prohibición de ser considerados como ibéricos los productos de animales que no tengan en el momento del sacrificio un mínimo de 12 meses. Estamos poniendo actualmente a disposición de los consumidores carnes con características que en nada tiene que ver con los tradicionales y sabrosos productos que siempre han elaborado los industriales artesanos. Y en esto solo están interesados algunos industriales que quieren vender carne fresca como jamón.
3. La determinación del ámbito geográfico de producción del cerdo ibérico. Es una exigencia que el Ministerio, la Junta de Extremadura, la Junta de Andalucía y la de Castilla y León consigan limitar la producción del ibérico a las áreas de la dehesa. De lo contrario al cabo de unos años la dehesa desaparecerá con las graves consecuencias que tendrá para nuestro medio ambiente.
4. El establecimiento de sistemas de certificación e inspección que funcionen bajo el amparo de los sistemas de calidad. A fechas actuales es vergonzoso salvo honrosas excepciones como las entidades se limitan a controlar a algunos ganaderos, pero cabria preguntarse ¿lo hacen de igual modo con los industriales o quieren que tiremos de la manta por si algún industrial controla alguna entidad?..
Y ante la imposibilidad de conseguir todos estos objetivos dados los numerosos fraudes fundamentalmente en los grandes operadores con certificadoras e inspectoras “hechas a medida”, no nos queda mas remedio que SOLICITAR a la Junta de Extremadura que inicie el proceso para sacar a nuestra región de dicha norma ante la imposibilidad de ser cumplida.
Apuntamos como posibles soluciones la creación de una Indicación Geográfica Protegida junto con las demás zonas tradicionales y presentar al consumidor un producto digno de llevar la consideración de Ibérico con sus periodos normales de sacrificio y maduración de las piezas.
Finalmente, desde ASAJA EXTREMADURA queremos mostrar nuestro apoyo a la Asociación de Productores de Cerdo Ibérico de Extremadura en la consecución de sus objetivos , fundamentalmente la recuperación de la viabilidad de las explotaciones del sector y que cese el permanente hostigamiento a la que está siendo sometida, el ultimo por parte del jurado de defensa de la competencia al cual más le valdría que examinase a parte del sector industrial para determinar si existen o no acuerdos a la hora de fijar los precios de compra de los cerdos, en vez de seguir machacando como es más fácil al sector productor.
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