Los elevados precios de la alimentación animal están llevando a que muchos ganaderos busquen fuentes alternativas de alimentación. El Fondo Porcino del Reino Unido (BPEX Ltd.) ha advertido a los ganaderos que cuando tomen una decisión de este tipo, no tienen que considerar el ahorro que les supone la nueva alimentación sino el beneficio neto total. Por tanto, hay que valorar el contenido de humedad del nuevo alimento, su posible deterioro durante el almacenaje, la respuesta variable de los animales a este nuevo alimentos, el efecto en la ganancia media diaria, el volumen de deyecciones que se genera etc.
Normalmente, los productos alternativos a los cereales y la soja para la alimentación de los cerdos, como pueden ser las patatas y las zanahorias tienen el problema de que son muy estacionales, ocupan un gran volumen, tienen un alto contenido en humedad, baja densidad de nutrientes, peor manejo y almacenaje y un riesgo en la formulación de una dieta equilibrada, al desconocer la composición real del nuevo alimento.
Además, alternativas como las patatas verdes pueden contener toxinas producidas de forma natural o bien desarrollar estas toxinas durante el almacenamiento por el crecimiento de hongos. Asimismo, las patatas pueden contener inhibidores que perjudican la digestión de las proteínas por parte del cerdo.
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