Los terneros alimentados con calostro materno tienen una mayor transferencia pasiva de la inmunidad que los terneros alimentados con reemplazador de calostro. No obstante, el estado sanitario y la tasa de mortalidad de los terneros alimentados con reemplazador de calostro no es estadísticamente diferente que en los terneros alimentados con calostro materno. Así lo ha puesto de manifiesto una investigación llevada a cabo por la Universidad de Minnesota (EEUU) y cuyos resultados se han publicado en el número de agosto del Journal of Dairy Science. El estudio se inició en 2003, con 450 terneros de 12 explotaciones comerciales.
Se observó que el nivel medio de inmunoglobulina G en terneros alimentados con un volumen recomendado de calostro materno (14,8 mg/ml) era significativamente más elevado que en los terneros a los que se les había proporcionado una dosis de un reemplazador de calostro derivado de plasma, con 125 gr de IgG (5,8 mgr/ml. Lo mismo sucedía con el nivel medio de proteína total: 5,5 gr/dl frente a 4,6 gr/dl. La proporción de fallos en la transferencia pasiva era de un 28% en los terneros alimentados con calostro materno, mientras que en el otro grupo era de un 93,1%.
No obstante, el estado sanitario y el porcentaje de mortalidad no eran estadísticamente diferentes. Un 51,9% de los terneros que consumieron calostro materno tuvieron que ser tratados por enfermedad y un 10% murieron. Estos porcentajes fueron de un 59,6% y de un 12,4%, respectivamente, en el caso de terneros que consumieron calostro comercial.
Aunque los resultados de transferencia pasiva no han sido muy buenos para el calostro comercial los investigadores consideran que las formulaciones comerciales son muy útiles cuando no se dispone de cantidades adecuadas de calostro materno.
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