Investigadores de la Universidad de Cornell (New York, EEUU) han descubierto en plantas de tomate una nueva clase de enzimas que podrían hacer más efectiva la degradación de la celulosa, una de las claves para obtener una producción económica de biocarburantes de segunda generación
Las celulasas o enzimas que degradan la celulosa, conocidas hasta ahora no lo hacen de una forma suficientemente eficiente para obtener una producción de bioetanol competitiva, siendo este el principal “cuello de botella” para lograr la producción rentable de biocarburante a partir de biomasa, en lugar de grano como se hace hasta ahora.
La nueva clase de enzima descubierta cuenta con una estructura molecular diferente que la hace más eficiente en romper la estructura molecular del material lignocelulósico de la biomasa vegetal.
Una posibilidad de utilizar este conocimiento podría ser variedades de plantas bioenergéticas con alto contenido en esta enzima, que tendrían mucho mayor rendimiento en el proceso industrial.
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