El proceso de extrusión ofrece muchas ventajas en la elaboración de piensos. Permite obtener un producto libre de patógenos, lo cual es de gran importancia de cara a la seguridad alimentaria del producto. También, favorece una adecuada elaboración en aquellas formulaciones en las que no puede hacerse pellets. Esta es la opinión del Centro Técnico de fabricación Wenger, en Canadá.
Actualmente, existen varios sistemas de extrusión, pero el proceso, en líneas generales, consiste en un calentamiento continuo, combinando diferentes ingredientes de almidón, proteína y fibra hasta obtener una mezcla homogénea y cocida. La temperatura puede aplicarse de manera ascendente, partiendo de los 30 a 40ºC y luego ir aumentando o bien, de manera continua manteniéndose entre 150-160 ºC durante todo el proceso.
Una de las limitaciones de la extrusión es que la formulación del pienso requiere una cantidad mínima de un agente aglutinante, que puede ser almidón o una proteína funcional como el gluten de trigo o de maíz. También, el proceso limita la cantidad de grasa que puede contener la formulación, así como la cantidad de ingredientes con alto contenido en humedad, como subproductos cárnicos o lácteos.
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