Solamente tres países sudamericanos, Argentina, Bolivia y Brasil, cuentan 40 millones de ha cultivada con técnicas de laboreo de conservación, el 44% de la superficie mundial. Este porcentaje sería mucho mayor si se añadiera Estados Unidos, donde una gran parte de sus tierras se gestionan con estas técnicas. La UE está a años luz en cuanto a la implantación del laboreo de conservación, sobre el que existe un amplio consenso en cuanto a sus beneficios sobre la productividad y el medio ambiente ¿Cuál es la razón?

El Centro de Investigación Agraria de los Países del Sur (CIRAD) de Francia, ha investigado esta cuestión, dentro del denominado proyecto KASSA (Knowdledge Assesment and Sharing in Sustainable Agriculture) financiado por la UE.

La conclusión principal es que la agricultura de conservación se está extendiendo rápidamente en el mundo, pero no en todas partes por igual. La expansión ha sido generalizada en Norteamérica, Sudamérica y Australia, así como en otros países, como la India, que ha pasado de 400 ha en 1998 a 2,2 millones de ha en 2005.

En Europa ha habido una cierta expansión del laboreo de conservación en España, donde se viene practicando desde los años 80, así como en los países del Este y del Báltico.

La razón de que en otros países europeos apènas haya progresado el laboreo de conservación son varias, pero sobre todo que los suelos zonas frescas, con más materia orgánica y más susceptible a la compactación se adaptan peor a estas técnicas. Además estas tierras, de por sí ya muy productivas, no experimentan el gran beneficio relativo por adoptar estas técnicas que sí se da en terrenos de clima semiárido, donde el agua es mas escasa y existen problemas de erosión. La actual situación de elevados precios del carburante son un importante acicate para estas técnicas en todas las zonas.

Para el CIRAD, sería necesaria más investigación en adaptar la agricultura de conservación a las diferentes zonas y condiciones agronómicas