A partir de ahora podría ser más fácil detectar el origen de los focos de brucelosis. Científicos del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) han desarrollado un método de huellas de ADN. La nueva técnica se llama HOOF-print (por sus siglas en inglés Hypervariable Octameric Oligonucleotide Fingerprints –huellas oligonucleótidas octamércias hipervariables). Además el nombre permite un juego de palabras, dado que Hoof es pezuña en inglés.
Esta técnica permite a los científicos identificar cepas de la enfermedad a través de diferencias en las secuencias de ADN y separar estas cepas en subtipos.
Detectar la fuente de los focos es importante para identificar y aislar animales infectados y saber si los focos se han iniciado en la vida salvaje. Existen pocos marcadores genéticos para las especies de Brucella, que puedan ser usados para realizar la trazabilidad de los focos. HOOF-Prints permite caracterizar aislados de Brucella a través de cortas y repetidas secuencias de ADN, llamadas secuencias repetidas en tandem, que son puntos para mutaciones aceleradas.
Secuenciando el ADN, los científicos encontraron que el genoma de Brucella tiene 10 secuencias repetidas en tandem dispersas en sus dos cromosomas, cada una de las cuales produce una huella genética distintiva.
Para analizar el método, los científicos examinaron 27 cepas obtenidas de 5 rebaños infectados en la zona oeste de EEUU. Contenían 12 diferentes patrones de HOOF-Prints. Excepto por 2 aislados, el resto tenía huellas idénticas o muy similares, variando 2 o menos de los 10 marcadores, lo que sugería una fuente de infección común.
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