A la vista del Plan “Pasar de la oficina a la calle” presentado por el Secretario de Estado de Hacienda y el Director de la Agencia Tributaria, APROSE se ha dirigido a D. Miguel Ángel Fernández Ordóñez informándole de la enorme Bolsa de Fraude que constituye el negocio clandestino y fraudulento del grano falsificado de cereales, leguminosas y otras especies autógamas, que se vende como si fuera semilla de variedad reconocida, en cifras tan alarmantes como de casi quinientos millones de kilos al año.
Negocio que desarrollan cientos de intermediarios que comercializan esta mercancía falsificada, sin factura alguna, por lo que no pagan IVA ni declaran la cifra de negocios que desarrollan, con la que tampoco cotizan impuesto alguno, que asciende a mas de cien millones de euros/año, lo que les viene dejando beneficios netos totalmente opacos superiores a los 30 millones de euros.
Estos intermediarios se presentan ante el agricultor con grano sin ninguna garantía ni de calidad ni de sanidad, en saco blanco, que etiquetan como de una semilla de variedad reconocida, vendiéndola a un precio ligeramente inferior al de la semilla certificada de la variedad en cuestión.
Se trata de auténticos depredadores sin escrúpulos, que destrozan el crédito y la calidad de las variedades conseguidas por obtentores que han investigado e invertido largos años para poner en el mercado semilla de mejor calidad, más productivas, más resistentes desde adversidades climatológicas hasta enfermedades.
Defraudadores que obtienen un desorbitado beneficio desde el coste de un grano que compran de la cosecha anterior, en cereales por ejemplo de 18 a 20 Ptas./Kg. Y venden sin más transformación que una limpia, clasificación y coloreado para justificar tratamiento, a precio superior a 40 Ptas./Kg., con casi 20 Ptas./Kg. de beneficio neto, con etiqueta de variedad reconocida.
Con lo que los productores de semilla certificada sufren una triple competencia desleal:
La falsificación de la buena variedad, lo cual constituye un delito tipificado por el Código Penal, que viene siendo denunciado ante la justicia cuando se descubren casos concretos y flagrantes.
La comercialización de este grano que se presenta como semilla a precio más bajo (aunque no tan bajo como a su nula calidad correspondería).
La comercialización en dinero negro.
A todo esto el mayor estafado es el agricultor que paga por un grano sin garantía ni calidad el doble de su valor real, con riesgos importantes para la sanidad de los suelos y de los cultivos.
Fraude, clandestinidad y negocio que se viene haciendo ante la pasividad de las CC.AA, salvo algunas excepciones, que son quienes tienen la competencia de controlar y reprimirlo. Dándose el contrasentido de que la mayor parte de las CC.AA únicamente controlan la producción legal, la realizada por los productores autorizados.
De forma que la lucha contra este fraude queda circunscrita a las denuncias que los obtentores presentan ante la autoridad judicial, de los casos concretos de falsificación que encuentran, con una importante actividad en los últimos meses, a partir de la entrada en vigor de la Reforma del Código Penal.
Siendo la otra asignatura pendiente de represión de este fraude, la fiscal, de todo este alarmante entramado clandestino que mueve cien millones de euros al año en dinero negro.
De forma que tomando tan solo los 5 años últimos de actividad, Hacienda tiene ante sí una Bolsa de Fraude fiscal acumulada de 500 millones de euros que, solo con una pequeña parte del operativo que va a desplegar con su “pasar de la oficina a la calle”, podría recuperar, lo que además de una aportación legítima al erario público, constituiría un acto de justicia contributiva con el sector productor legal que liquida impuestos puntualmente.
Debiendo quedar claro que la denuncia de fraude varietal, delito en el Código Penal, y de fraude fiscal, está circunscrita a los intermediarios que falsifican la semilla y defraudan a la Hacienda Pública, de todo lo cual queda exonerado el agricultor que al final, resulta estafado y engañado por tales depredadores. Si bien le conviene tener documentación de lo que compra, albaran, factura y etiqueta oficial, en la que debe quedar constancia clara de la variedad y categoría de la semilla que adquiere, comprobando que se trata de semilla certificada.
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