Investigadores de la Universidad de Texas han obtenido plantas de tomate transformadas genéticamente que sobreepresan el gen vegetal denominado AVP1, lo que revierte en un sistema radicular mayor y con más vigor, que confiere una mayor resistencia a la sequía, una mayor productividad y un menor consumo de agua.
En los ensayos realizados, los tomates convencionales sufrieron daños irreversibles tras 13 días sin riego, mientras que los tomates OMG se pudieron recuperar completamente tras este estrés hídrico.
Esta transformación genética ya se había logrado en Arabidopsis thaliana, siendo ahora cuando se ha transferido por primera vez a una planta agrícola, como es el caso del tomate.
La obtención de variedades de plantas con mayor resistencia a la sequía y menor consumo de agua revista la mayor importancia desde el punto de vista económico, medioambiental y de seguridad alimentaria.
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