La consejera de Agricultura y Ganadería
de la Junta de Castilla y León, Milagros Marcos, dio a
conocer el pasado viernes, en la provincia de Salamanca, los datos de la
cosecha de cereal de invierno de 2017, con más de la mitad de la superficie de
la Comunidad segada. Se trata de una campaña que ha
estado marcada por la extrema sequía, las altas temperaturas y las heladas
tardías. Estas inclemencias meteorológicas han tenido como consecuencia que
Castilla y León registre una cosecha de 2,6 millones de toneladas, lo que supone
una producción un 59 % más baja que la media de los últimos cinco años -6,3
millones de toneladas-.
Esta
situación se debe a una campaña caracterizada por fenómenos meteorológicos
adversos -sequía, granizo, altas temperaturas y heladas tardías- que han
afectado especialmente a zonas con gran vocación cerealista, como son el norte y
centro de Valladolid y el centro de Palencia, lo que ha reducido los
rendimientos y, en consecuencia, las producciones.
Así, la falta de lluvia ha originado que la
siembra otoñal se haya desarrollado de forma irregular y retrasada. Además, el
invierno se ha caracterizado por falta de precipitaciones, presentando un
déficit del 50 % en la mitad norte y un 25 % en el sur. Esta situación es
todavía más extrema si se toma como referencia los meses de enero, marzo y abril
de 2017, cuando la lluvia acumulada ha sido un 65 % inferior a la media de los
últimos treinta años. Pero además, el mes de abril, tan importante para la
cosecha, fue especialmente anómalo tanto en la falta de precipitaciones como en
las temperaturas, que alternaron periodos de mucho calor con heladas a finales
de mes.
Las lluvias de mayo llegaron tarde y no
permitieron paliar el estrés hídrico y en algunas ocasiones se acompañaron de
granizo y de heladas generalizadas durante los primeros días del mes. En estas
condiciones, las fases de crecimiento de la planta y de llenado de grano se han
desarrollado en condiciones muy extremas, lo que ha motivado un agudo descenso
de los rendimientos.
Como respuesta a estas condiciones meteorológicas
excepcionales, la Junta de Castilla y León ha adoptado el Acuerdo 31/2017, de 22
de junio, por el que se declara en Castilla y León la campaña agrícola 2016-2017
como excepcional debido a los efectos de los fenómenos climatológicos adversos y
se establecen medidas urgentes de apoyo al sector agrario. Estas medidas se
incorporan a un paquete de ayudas al sector, un Plan Financiero Especial
2017-2022 que estará dotado con 145 millones de euros y financiado por el
Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y la Junta de
Castilla y León, y que proporcionará liquidez para afrontar la próxima campaña,
mediante préstamos desde 40.000 hasta 80.000 euros; con líneas de ayudas
directas para bonificar garantías e intereses, para garantizar el agua a la
ganadería extensiva y para pagar las tasas agroganaderas; y con reducciones en
el IRPF, aplazamientos de las cuotas de la Seguridad Social y exenciones en
tarifas de riego.
Estas medidas adoptadas por el Gobierno autonómico
permitirán al sector contar con 2.000 millones de euros en 2017 para afrontar la
próxima campaña y los agricultores y ganaderos podrán acceder a ellas.
El sector contará con un anticipo del 70 % del
importe de las ayudas directas de la PAC correspondientes al presente año, a
partir de mediados de octubre, lo que supondrá más de 720 millones de euros, y
un total de quince entidades financieras de la Comunidad ofrecerá la posibilidad
de adelantar aún más, desde el mes de agosto y en condiciones preferenciales,
estos pagos de la PAC, como se comprometieron con la Consejería de Agricultura y
Ganadería hace unos días en la firma de un convenio que permitirá facilitar a
los agricultores y ganaderos hasta 920 millones de euros en préstamos avalados y
sin intereses.
Como ha recordado Milagros Marcos, la medida que
permite mayor garantía ante estas situaciones es el seguro agrario. Por eso, a
la vista de que la mitad de los agricultores de la Comunidad no lo tiene
suscrito –solo el 47 % del sector tiene seguro–, se ha creado una comisión de
análisis en la que participan, además, de las organizaciones profesionales
agrarias, las cooperativas, Agroseguro y la Entidad Estatal de Seguros Agrarios
(Enesa), con el fin de poder estudiar opciones y mejoras a incorporar que puedan
hacerlo más atractivo, puesto que hay provincias como Ávila, León o Salamanca
donde solo tienen seguro el 22 %, el 24 % y el 28 %, respectivamente. En cambio,
Soria llega al 83 %. El objetivo es que el 100 % de los agricultores y los
ganaderos lo tengan y estén cubiertos ante futuras situaciones que puedan darse
como las de este año. A tal fin, además, la Consejería de Agricultura y
Ganadería ha incrementado un 50 % la cuantía destinada a pólizas de seguros
agrarios hasta los 6,5 millones de euros.
Todas estas medidas de ayuda al sector están
siendo objeto de seguimiento permanente, para lo que se ha creado, en el seno
del Consejo Agrario, una comisión en la que se irá analizando el impacto de las
medidas adoptadas hasta el momento.
Cultivos y
producciones
La superficie destinada a cereal de invierno en
Castilla y León asciende a 1.830.518 hectáreas, un 4 % menor que la campaña
pasada (1.909.056 hectáreas). Respecto a los cultivos, el trigo blando es, desde
2014, el cereal más implantado con 851.194 hectáreas, alcanzándose en esta
campaña una producción de 1.423.000 toneladas, lo que representa el 55 % del
total de cereales de invierno. La cebada, con 781.143 hectáreas, se sitúa en las
939.000 toneladas, mientras la producción de avena alcanza 108.000 toneladas, el
centeno, en torno a 74.000 toneladas, el triticale, 35.000 toneladas, y el trigo
duro, 17.000 toneladas. Estas cifras demuestran que se consolida la tendencia de
los últimos años, con un predominio del trigo y una disminución de la superficie
de cebada debido a los mejores precios y los mayores rendimientos del primero.
A pesar de ser un cultivo de poca significación,
cabe destacar el incremento de la superficie dedicada a trigo duro, que en esta
campaña casi ha duplicado la del año pasado, siendo Valladolid la provincia con
mayor superficie, seguida de León y Burgos.
Rendimientos
En el conjunto de los cereales, se presentan
rendimientos medios en la Comunidad en torno a los 1.400 kilos por hectárea. Tan
solo dos provincias presentan cifras por encima de la media: Burgos, con 2.270
kilos por hectárea, y Soria, con 1.630 kilos por hectárea. Los menores
rendimientos se encuentran en la provincia de Ávila, con 690 kilos por hectárea,
y en Salamanca, con 980 kilos por hectárea.
Comparando estos rendimientos con las medias de
los últimos cinco años, en la Comunidad se aprecia un descenso del 57 %. Por
cultivos, cabe resaltar la afección de la sequía en la cebada, que alcanza unos
rendimientos medios de 1.200 kilos por hectárea con un descenso del 62 %
respecto a la media de los cinco últimos años. En trigo blando, los rendimientos
medios son de unos 1.700 kilos por hectárea y la reducción es del 54 % en
relación con las últimas cinco campañas.
Valor de la
producción
Desde enero de 2017, los precios de los cereales
en Castilla y León han iniciado una tendencia de crecimiento, situándose en
julio a un nivel similar al que tenían en 2015, e incrementándose respecto al
año pasado en torno a un 20 %, recuperando por tanto la bajada de precios de la
campaña pasada.
Con la disminución de la producción y los precios
actuales, el valor de la cosecha será de unos 450 millones de euros. Este valor
supone una reducción en torno al 60 % del valor de la producción media de
cereales de invierno de los últimos cinco años.
La cosecha en
Salamanca
En la provincia de Salamanca, la superficie
sembrada de cereal de invierno asciende a 125.081 hectáreas, siendo el trigo
blando el cultivo mayoritario con casi la mitad de la superficie sembrada
(60.054 hectáreas), seguido de la cebada (39.886 hectáreas), la avena (12.379
hectáreas), el centeno (8.401 hectáreas), el triticale (4.015 hectáreas) y el
trigo duro (349 hectáreas).
Esta zona ha sido una de las más afectadas por las
condiciones meteorológicas adversas, por lo que la producción será, en esta
campaña, de 123.000 toneladas de cereal, que, respecto a la producción media de
los últimos cinco años, representa un descenso del 68 %.
En cuanto a los rendimientos medios de cereal de
esta provincia, se estiman en 980 kilos por hectárea, lo que que supone una
reducción del 65 %, tomando como referencia la media de los cinco últimos años.
Los rendimientos medios del trigo blando alcanzan los 1.100 kilos por hectárea y
los de cebada, 970 kilos por hectárea.
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