La cooperativa Acor va a poner en marcha un nuevo proyecto para la producción de bioplásticos biodegradables a partir de distintas materias primas agrarias como jugos azucarados de remolacha. Así lo acordó la Asamblea de la cooperativa, celebrada la semana pasada, en su estrategia de diversificar su negocio, garantizando al Socio un precio mínimo competitivo por sus productos.
Para poder llevar a cabo este proyecto, la Cooperativa ha firmado un convenio con la italiana BIO-ON, empresa tecnológica que ha patentado la producción de plásticos PHA (polímeros naturales obtenidos mediante fermentación a partir de plantas ricas en almidones y azúcares).
El acuerdo otorga a ACOR durante 2 años la exclusividad para desarrollar la tecnología en España y Portugal, y concede -una vez implementada la planta industrial- la explotación de esta tecnología en ese mismo territorio en exclusiva durante 20 años. No obstante, en la Asamblea se puso de manifiesto la intención de no agotar el plazo y, de confirmarse en los próximos 12 meses los resultados del análisis económico previo, aprobar el inició de las obras con la asistencia de la tecnológica italiana el próximo año.
El presidente de ACOR Carlos Rico destacó ante los Socios, tanto en la Asamblea General como en las Juntas Preparatorias previas, el enorme potencial del proyecto que introduce a la Cooperativa en un nuevo sector “con un futuro enorme a favor del medio ambiente”. “Hemos comprado un billete para poder subirnos a un tren bala”, declaró. Rico, quien dejó claro que la prioridad pasa porque el proyecto contribuya a sostener el precio de la remolacha en los próximos años, al tiempo que mejorará la competitividad de la azucarera de Olmedo, al alargar los días de actividad de la fábrica. A la vez, añadió, se continúa con la estrategia de diversificación iniciada con el parque solar y la planta de aceites. “Antes éramos mono producto y multirriesgo y si hoy tenemos presente es por las inversiones del pasado, y ahora queremos tener futuro”, remarcó.
Responsables de la Cooperativa ya han visitado la planta piloto que BIO-ON construye en Bolonia y que estará operativa en enero. La empresa italiana también ha firmado acuerdos con otras entidades para desarrollar bioplásticos con aplicaciones en sectores tan diversos como la automoción, la electrónica, la construcción, el embalaje (alimentario y no alimentario), la distribución, el sector agrario, el farmacéutico, el cosmético y hasta en medicina.
Aunque el proyecto se estudiará para jugos de remolacha, la tecnología también podría utilizarse en otros cultivos como el sorgo azucarero, la patata, el trigo o el maíz, lo que puede dar más alternativas de futuro al agricultor Socio de ACOR.
Los expertos calculan que entre 5 y 12 millones de toneladas de residuos de plásticos procedentes del petróleo terminan cada año en los mares, convirtiéndose en un grave problema medioambiental. Al año se producen 407 millones de toneladas de plástico a nivel mundial, de los que el 40% son de usar y tirar. Para los próximos años se prevé un aumento exponencial de los plásticos biodegradables, en especial el PHA que algunas fuentes cifran en un incremento del 400% antes de 2020, datos todos ellos que avalan la solidez del proyecto y ofrecen nuevos destinos al cultivo de la remolacha.
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