El Parlamento británico aprobó el pasado 14 de marzo un instrumento estatutario para facilitar la realización de investigación de campo con plantas editadas genéticamente a través de las nuevas tecnologías de fitomejoramiento. Esta decisión se suma a la tomada el pasado 20 de enero que buscaba reducir los trámites burocráticos en la investigación de edición de genes para ayudar a desarrollar nuevas variedades de cultivos que requieren menos fitosanitarios, que tienen menos impacto en el medio ambiente y que brindan una mejor nutrición.
Este avance firme en apuesta por la biotecnología agroalimentaria está siendo muy aplaudido por la comunidad científica, que reconoce que son el avance político más significativo en el mejoramiento de plantas del Reino Unido durante más de 20 años. Lo consideran el primer paso hacia la reducción de barreras regulatorias innecesarias, sin base científicas, al uso de estas tecnologías. Reino Unido quiere situarse a la vanguardia en biotecnología. Un reciente informe concluyó que Reino Unido podría asumir un papel de liderazgo en la configuración de la regulación que permitirá la comercialización de productos innovadores y seguros que utilizan tecnologías de edición genética.
La ministra de Innovación Agrícola y Adaptación Climática, Jo Churchill, ha afirmado que las nuevas técnicas de edición genética podrían ayudar a Reino Unido a enfrentar desafíos mayores relacionados con la seguridad alimentaria, cambio climático o la pérdida de biodiversidad. “Ahora tenemos la libertad y la oportunidad de fomentar la innovación, mejorar el medio ambiente y ayudarnos a cultivar plantas más fuertes y resistentes al cambio climático”, explicó, reconociendo estar “agradecida con los grupos agrícolas y ambientales que nos han ayudado a dar forma a nuestro enfoque, y espero ver lo que podemos lograr”.
«Ministra de Innovación Agrícola y Adaptación Climática»… me encantan estos británicos: creo que tienen mucho más claras las ideas que nuestros legisladores agrícolas de la UE. Si fueran una potencia agrícola como Francia, Rumanía o Bulgaria, haría años que tendríamos biotecnología aplicada y comercializada en la UE…