En el pueblo francés de Emberménil (Meurthe-et-Moselle), los habitantes no pueden tener el número de animales que quieran en sus casas, porque pueden hacer demasiado ruido. Emberménil es un pequeño pueblo de 250 habitantes, en el que su alcaldesa ha publicado un decreto por el que fija que solo se pueden tener dos perros por hogar y un solo gallo.
Además del número, la nueva normativa exige que el gallo esté en un sitio cerrado por la noche y hasta las 7 de la mañana siguiente. Esta limitación también afecta a otros animales domésticos como gansos y pintadas.
Hay vecinos, que suponemos no tendrán ni perros ni gallos, que han recibido muy bien la medida.
No obstante, no todos los alcaldes son iguales en Francia. Hace unos años, el alcalde de Gajac, pequeña ciudad del departamento de Gironda, solicitó que el canto de los gallos y el sonido de las campanas se incluyera en la lista del patrimonio nacional de Francia.
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