La trashumancia vuelve a recorrer los caminos de la Cañada Leonesa Occidental con dos protagonistas que simbolizan la resistencia de un modelo ganadero tradicional en peligro de desaparición. Paco Morgado (64 años) y José Manuel Sánchez Miguel (45 años), ambos pastores de Extremadura, han iniciado a pie con sus respectivos rebaños de ovejas merinas una ruta de unos 600 km hacia los pastos estivales de los Picos de Europa, en León. Durante aproximadamente 40 días, atravesarán a pie regiones como Cáceres, Toledo, Ávila, Valladolid y León, recuperando así una práctica milenaria que, pese a su dureza, aporta importantes beneficios ambientales y sociales.
INTEROVIC, la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino de Carne, apoya esta actividad dentro de su campaña europea “Celebra lo cotidiano con cordero”, destacando la trashumancia como una forma de producción resiliente que conecta la historia ganadera con los retos actuales del sector.
José Manuel inició su recorrido el pasado 14 de mayo desde Huertas de Ánimas (Trujillo), acompañado por un rebaño de 1.700 ovejas, un burro, una docena de perros, una decena de personas y un coche con remolque de apoyo. Su destino: Valverde de la Sierra, cerca de Riaño, donde se instalará hasta septiembre. Apenas una semana más tarde, el 22 de mayo, Paco Morgado partió con 1.450 ovejas desde la zona de Llanos de Cáceres. Él estima llegar al puerto de La Uña (León) a finales de junio, donde pasará el verano en soledad con su rebaño, tal como viene haciendo desde hace más de 25 años.
Ambos destacan los beneficios de este modelo: el descanso y regeneración de las fincas de origen, el reparto natural de semillas y abono a lo largo de la cañada, la prevención de incendios al reducir materia seca y el bienestar del ganado que se alimenta de pastos frescos durante todo el camino.
Sin embargo, la trashumancia se enfrenta a múltiples retos: la falta de relevo generacional, la pérdida de caminos ganaderos limpios, el desconocimiento social y el abandono de esta práctica. “Antes éramos siete rebaños, ahora apenas dos”, recuerda Paco Morgado, quien reivindica la unión del sector para recuperar los senderos históricos y la dignidad del oficio.
Ambos pastores coinciden en que, más allá del esfuerzo físico, se trata de una forma de vida que requiere pasión y conexión con la naturaleza. Y aunque el camino es largo y a menudo solitario, quienes lo recorren lo ven como una forma de compromiso con la tierra, el ganado y las generaciones futuras.
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