El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, mantuvo ayer en Madrid una reunión con el consejero delegado de AB Azucarera, Juan Luis Rivero, a quien ha trasladado el firme rechazo del Ejecutivo autonómico ante la reestructuración anunciada para Castilla y León por parte de la compañía y su total compromiso con el mantenimiento del empleo y la defensa del sector remolachero en la Comunidad.
En ese encuentro, Fernández Mañueco ha trasladado a los responsables de la compañía que el Ejecutivo autonómico considera que la fábrica de La Bañeza es viable y, por ello, ha solicitado a la empresa que estudie el cambio de ERE a ERTE, una posibilidad que la Junta de Castilla y León trasladará a los responsables sindicales y al Ministerio de Trabajo y Economía Social, ya que es el Gobierno de España el competente en esta materia.
Asimismo, ante la situación planteada para la fábrica de La Bañeza, en León, el presidente ha pedido a la compañía que estudie una alternativa o actividad industrial en paralelo a la propia azucarera.
Finalmente, Fernández Mañueco ha arrancado el compromiso de Azucarera de garantizar la actividad agrícola y de las empresas logísticas y de servicios vinculadas a esta actividad económica, y asumir el sobrecoste del transporte de remolacha desde su lugar de origen hasta la planta de Toro, en Zamora.
En la reunión mantenida hoy en Madrid también han participado Salomé Santos, directora Agrícola de Azucarera, e Isabel Vasserot, responsable de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de la compañía, así como la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, María González Corral.
No hay que poner mucho empeño en sustentar algo antieconómico.
Como no es rentable el cultivo de la remolacha, ponemos infinitos medios económicos públicos.
Creo que el futuro de la remolacha depende de:
– se tiene que sustentar por si solo, no con grandes recursos públicos. (en detrimento de otras ayudas agroambientales como agroecosistemas extensivos)
– Azucarera es una empresa privada, que su fin es ganar dinero. Sus dirigentes cobran sueldos acorde a años de bonanzas, por lo que tendrían que ajustarse a la actualidad. O dar un paso al lado y dejar a otros.