Entre el 1 de marzo y el 30 de abril, las reservas de agua en la cuenca del Guadalquivir aumentaron en 1.660 hm³, lo que representa un 20,6 % de su capacidad total, mientras que el Sistema de Regulación General acumuló 1.225 hm³, un 21,7 % de su volumen máximo. Según datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH), estos volúmenes se ajustan a la capacidad efectiva del sistema hidrológico, y no podría haberse almacenado mucho más agua, incluso aunque existiesen nuevas presas, debido a la intensidad excepcional de las lluvias, su distribución temporal y geográfica, y la necesidad de realizar alivios para mantener la seguridad de las infraestructuras.
Durante marzo, se registraron 254 l/m² de precipitación media en los embalses, el segundo mayor registro de los últimos 25 años en ese mes. Las lluvias se concentraron entre el 1 y el 25 de marzo en la parte occidental de la cuenca, generando aportaciones extraordinarias en embalses como los de Sevilla y Córdoba, lo que obligó a realizar desembalses preventivos.
Efectos sobre los embalses y el estuario
Entre marzo y abril se desembalsaron 1.010 hm³ en toda la cuenca, de los que solo 265 hm³ correspondieron al Sistema de Regulación General, encargado de abastecer 350.000 ha de regadío. Esta cifra representa en torno al 20 % del volumen necesario para una campaña de riego con dotaciones completas.
El resto de los sistemas, tanto de abastecimiento como de riego, han quedado en una situación óptima para garantizar las demandas durante los próximos años. Además, los caudales extraordinarios que alcanzaron el estuario del Guadalquivir han tenido un impacto positivo tanto ambiental como agronómico. Entre los principales beneficiarios está el sector arrocero, que ha podido iniciar su campaña en condiciones óptimas de salinidad gracias a estos aportes.
Desde la presa de Alcalá llegaron al estuario 1.987 hm³ en ese periodo, de los cuales 1.010 hm³ procedían de desembalses por seguridad. A estos se sumaron 206 hm³ desde el Rivera de Huelva (Gergal), 39 hm³ desde el Salado de Morón (Torre del Águila) y 57 hm³ del Guadiamar (Agrio).
Limitaciones orográficas y técnicas para construir nuevas presas
La cuenca del Guadalquivir, con más de 50 grandes embalses en sus 58.000 km² de superficie, está regulada en más del 50 %, situándose entre las más reguladas del país. Sin embargo, la construcción de nuevas grandes presas es difícilmente justificable desde el punto de vista técnico. Se requiere la presencia de una cerrada adecuada, una cuenca de aportación suficiente y la ausencia de población afectada. En la mayoría de lugares donde podrían reunirse estas condiciones, ya existen infraestructuras.
En especial, los valles del Guadalquivir y sus principales afluentes, que concentran buena parte de la población, no pueden albergar nuevos embalses sin provocar graves impactos sociales. Solo una de las presas actuales, el Tranco de Beas, se encuentra directamente en el curso principal del Guadalquivir; las demás están en afluentes.
Nuevas actuaciones previstas
El vigente Plan Hidrológico contempla únicamente dos nuevas presas: San Calixto (río Genil) y Cerrada de la Puerta (Guadiana Menor), junto con el recrecimiento del embalse de El Agrio (Guadiamar). El proyecto de recrecimiento de El Agrio, que pasará de 20 a 60 hm³, ya está en fase de redacción y en tramitación ambiental. Asimismo, se ha publicado en el Diario Oficial de la UE el anuncio para licitar la redacción del proyecto de San Calixto (60 hm³), y está en marcha el estudio de alternativas para Cerrada de la Puerta (280 hm³).
Según estimaciones de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), de haber estado estas infraestructuras operativas durante el año hidrológico actual, el volumen adicional que se podría haber almacenado habría sido de 26,3 hm³ en San Calixto, 56,6 hm³ en El Agrio y solo 5 hm³ en Cerrada de la Puerta, debido a la distribución desigual de las precipitaciones.
Por ello, la CHG sostiene que la imposibilidad de almacenar más agua en primavera no se debe a la falta de infraestructuras ni a una ausencia de inversiones, sino a los límites técnicos y orográficos de la cuenca. Además, subraya que las presas cumplieron su doble función: almacenar agua y prevenir inundaciones, como en el caso de San Calixto, cuya futura construcción también se plantea como medida de protección frente a avenidas en Écija.
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