El último boletín del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea apunta a una campaña agrícola 2025 marcada por contrastes en Ucrania. A pesar del persistente déficit de lluvias en las regiones orientales, las condiciones más estables en el oeste han permitido mantener rendimientos aceptables para los cultivos de invierno. No obstante, el rendimiento medio previsto para cereales como trigo y cebada se sitúa por debajo de la media de los últimos cinco años, mientras que se espera un crecimiento relevante en la producción de colza y soja debido al aumento de superficie sembrada.
El informe destaca que el este del país ha sufrido una temporada de cultivo con precipitaciones que apenas alcanzaron el 50 % de la media histórica. Esto ha afectado de forma notable a los cereales de invierno, especialmente en los óblasts de Luhansk, Donetsk y Zaporiyia. En el extremo opuesto, las regiones occidentales como Jmelnitski, Vinnytsia o Kiev han contado con lluvias oportunas en mayo y temperaturas por debajo de la media, lo que ha beneficiado el llenado de grano. A pesar de este balance regional, la previsión global para cultivos como el trigo es un 7 % inferior a la media quinquenal, situándose en 24,8 Mt.
En el caso de la colza, se estima un crecimiento del 12 % respecto a 2024, alcanzando las 3,9 Mt. Este aumento se explica por la expansión de la superficie sembrada, sobre todo en los óblasts del sur, que han apostado por este cultivo como alternativa más rentable ante las incertidumbres bélicas y climáticas. Sin embargo, varios episodios de heladas durante la floración en primavera han mermado el potencial de rendimiento, sobre todo en regiones como Leópolis o Rivne.
La campaña de siembras de cultivos de verano se encuentra prácticamente finalizada. Destaca el crecimiento de la superficie de soja, que alcanza los 3 Mha (un 7 % más que en 2024), frente a una ligera reducción en maíz que llega a 4,1 Mha y en girasol (5,8 Mha) . Las previsiones actuales mantienen rendimientos medios para estas especies, aunque se advierte que el estrés hídrico en el este podría reducir el potencial si las condiciones secas se prolongan en verano.
Otro factor relevante es el abandono de campos en zonas cercanas al frente de guerra. Aunque las imágenes satelitales muestran cierta estabilidad en las zonas bajo control gubernamental, el informe alerta de una heterogeneidad creciente entre regiones. En el caso de la cebada, por ejemplo, se prevé una caída del 27 % respecto a la media, con especial incidencia en la variante de primavera.
A pesar de las dificultades, el uso de teledetección y modelos agroclimáticos ha permitido ajustar las previsiones en tiempo real. Las herramientas del programa AGRI4CAST del JRC han detectado anomalías positivas de biomasa en algunas zonas no cultivadas clasificadas como agrícolas, debido al crecimiento de vegetación natural. Este fenómeno podría distorsionar parcialmente las estimaciones en algunas áreas del este del país.
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