El impulso dado por España junto a Bulgaria, Estonia, Finlandia y Países Bajos para que la Comisión Europea desarrolle perfiles nutricionales en el marco del etiquetado ha generado preocupación en el sector cárnico español. La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) advierte de que esta propuesta podría tener consecuencias muy graves para la viabilidad del sector, al restringir el uso de alegaciones nutricionales en el etiquetado de productos cárnicos procesados.
Desde ANICE se cuestiona que este debate se haya iniciado en el Consejo de ministros de Agricultura, en lugar de en el Consejo de Sanidad y Consumo, considerando que el etiquetado y la salud son competencias propias de este último. La organización lamenta que el Ministerio de Agricultura español respalde una iniciativa que podría derivar en políticas fiscales y comerciales lesivas para productos de reconocido valor nutricional y cultural, como los elaborados cárnicos.
El papel de la sal en la seguridad alimentaria
Uno de los principales elementos que entrarían en conflicto con los perfiles nutricionales es el contenido en sal. En los productos cárnicos curados, la sal es un ingrediente esencial no solo por razones organolépticas, sino por su función como conservante y barrera frente a bacterias patógenas. Reducir su contenido más allá de ciertos límites puede comprometer la seguridad alimentaria, advierte el sector.
Pese a los esfuerzos realizados por la industria para reducir tanto sal como grasa en sus formulaciones, existen límites tecnológicos que no pueden traspasarse sin alterar la calidad y seguridad del producto final.
Desde ANICE se considera que aplicar perfiles nutricionales como requisito para realizar declaraciones en el etiquetado equivaldría a discriminar productos tradicionales que, pese a tener un contenido en sal superior al de otros alimentos, son seguros, nutricionalmente válidos y parte fundamental de la dieta mediterránea.
Críticas a la falta de base científica y a los riesgos para la competencia
El sector cárnico muestra su respaldo a un sistema de etiquetado más transparente, pero rechaza que se introduzcan restricciones sin una base científica sólida. Según ANICE, estas medidas podrían distorsionar la competencia, limitar el acceso a mercados internacionales y dañar la reputación de productos con gran reconocimiento cultural y gastronómico.
La organización insta a las instituciones europeas y a los Estados miembros a reflexionar con urgencia sobre el alcance de esta iniciativa, que no solo afecta al sector cárnico, sino también a otros como el lácteo, conservas de pescado, aceites o zumos.
El etiquetado, concluyen, debe servir para informar de manera veraz al consumidor y no para imponer criterios arbitrarios que comprometan la viabilidad de sectores clave para la cadena alimentaria europea.
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