Creo – somos muchos los que hoy creemos – que la mejor manera de medir la representatividad de las diversas organizaciones profesionales agrarias en el campo catalán no es, ni mucho menos, el actual. De hecho, este caduco modelo de representación es ya inexistente en la mayoría de las comunidades autónomas. Josep Puxeu, actual Secretario General del Ministerio de Agricultura, ha declarado en más de una ocasión, que no cree necesario convocar elecciones a Cámaras Agrarias. Concretamente, por lo que se refiere a Cataluña, ha comentado que no haría falta montar esta inútil movida, cuando hay muchas comunidades autónomas que no las convocan y, más, cuando son muchos los que piden buscar nuevos formatos para cambiar el sistema.
En Cataluña la agricultura, económicamente hablando, es un tema menor y, por el contrario, no lo es la industria agroalimentaria. Los productores de materia prima para la alimentación se analizan desde un prisma primordialmente subsidiario y social. Por lo que se refiere, pues, a las Cámaras Agraria, la orientación es la misma. Cada vez que se confecciona el censo para poder votar, siempre preocupa más, controlar el sector y sus sindicatos, que no conseguir un listado suficientemente amplio que aglutine sin perder detalle, todas las responsabilidades empresariales, laborales, económicas y sociales que actúan realmente en el sector.
El pasado 31 de enero, se celebraron las elecciones a Chambres d’Agriculture en la vecina Francia. Podríamos discutir a fondo su sistema de representación agraria, pero queda claro que su censo electoral es mucho más amplio y transversal que el nuestro. Un sistema de representación integrador, de amplia cabida que ratifica la especial sensibilidad del conjunto de la sociedad francesa para todo cuanto se refiere al campo y su economía. Un sistema de representación y un censo que agrupan y diferencian, de forma específica y eficiente, cada uno de los actores de este sector económico y social tan territorializado. En él tienen representación mayoritaria los empresarios agrarios, los autónomos o asalariados por cuenta propia o ajena. También están los propietarios y/o usufructuarios de suelo rústico, los representantes de las cooperativas, las cajas rurales, las aseguradoras agrarias, los jubilados agrarios, las organizaciones patronales y sindicales de vocación general, las asociaciones que actúan en el ámbito agrario y rural y los colegios profesionales agrarios.
Este 9 de febrero se inició la campaña de las elecciones a Cámaras Agrarias en Cataluña. Una vez más, como cada cuatro años, el Instituto Agrícola les refiere su más sincera opinión, invitándoles a no votar. A pesar de la reducción de unos 3.500 electores en el censo actual respecto al último de 2002, la abstención sigue garantizada. Pudiendo disponer de un censo de más de 100.000 electores, solo se autorizan 34.000, que podrían vivir más anchos en un barrio de una ciudad como Terrassa. Ya sabemos que en el sector agrario somos poca gente, pero tampoco es necesario exagerar tanto la nota…
Barcelona, 21 de febrero de 2007
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