Los científicos alemanes encargados de los ensayos de seguridad del maíz Bt MON810 realizados en la República Federal de Alemania durante varios años discrepan ampliamente de las conclusiones del estudio de Greenpeace presentado recientemente, que se está utilizando políticamente como excusa para justificar medidas restrictivas contra este tipo de maíz, y contra los OMG en general.

En el estudio de Greenpeace, realizado con muestras de maíz OMG tomadas en la campaña pasada en España y Alemania se ha encontrado una amplia variación del contenido de la toxina Bt en diferentes muestras. A pesar de que la organización reconoce que el nivel de toxina encontrada es “sorprendentemente bajo”, por debajo incluso de lo declarado por la empresa obtentora Monsanto, el hecho de que exista una variación tan amplia entre las diferentes muestras, del orden de hasta 100 veces, y mucho mayor que lo detectado hasta ahora, hace a la organización llegar a la conclusión de que como esta variación tan amplia no se puede explicar se demostraría que los análisis de riesgo están fundamentados en bases erróneas, solicitando por tanto que se prohíba el cultivo de este tipo de maíz.

Sin embargo, los investigadores que se han encargado de realizar los trabajos de seguridad de MON810 para el Ministerio Federal de Investigación de Alemania discrepan, indicando que esta variación está dentro de un rango admisible y explicable. Asimismo han recordado que los niveles de la toxina Bt en este tipo de maíz ya habían sido medidos y evaluados durante varios años, encontrándose como algo normal una gran variación de los niveles de toxina Bt dependiendo de la parte de la planta, el estado de desarrollo, la localización geográfica o el tiempo meteorológico, y si bien no era tan alta, los nuevos datos aportados por la organización activista no son comparables con los análisis previos realizados, ya que el trabajo de Greenpeace se ha realizado por un método distinto no estándar distinto del utilizado hasta ahora.